Bacatá, territorio del Buen Vivir
Hacia un hábitat subregional sustentable, justo y en paz
El Buen Vivir es un cambio de paradigma mental, político, económico y cultural profundo que necesita el Distrito para superar el estado actual de crisis social, cultural y ecológica, por medio de un conjunto de medidas que toman las personas, las comunidades e instituciones para encontrar un estado de equilibrio entre los miembros de la sociedad y el entorno natural de manera que se den cambios estructurales en las formas de ser y relacionarse en comunidad, que permita iniciar un tránsito hacia un horizonte civilizatorio alternativo.
• Un paradigma innovador •
Es una perspectiva subregional del desarrollo del Distrito Capital que tiene como misión reivindicar tres principios generales:
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El agua como la matriz vertebradora del territorio, más allá de los límites administrativos, de la cual depende la vida, la sustentabilidad y la gobernanza de la metrópolis. En el caso de la subregión Sabana de Bogotá, el agua constituye su memoria territorial más profunda, y, por tanto, el factor determinante de sus actuales ecosistemas y territorialidades.
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La región como la unidad territorial mínima donde se resuelve la viabilidad socioambiental de la metrópolis contemporánea, y la solución de sus problemáticas estructurales, tanto funcionales y como ecológicas. Sin embargo, la estructura ecológica de la región se inscribe en relaciones planetarias de obligatoria consideración en su planeación y ordenamiento.
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El patrimonio cultural y biológico como fundamento de un desarrollo subregional endógeno y estratégico, de carácter participativo, y orientado a implicar y empoderar a las comunidades en la gestión del desarrollo subregional.
• Ejes estratégicos del Buen Vivir •
El patrimonio cultural y biológico como fundamento de un desarrollo subregional endógeno y estratégico, de carácter participativo, y orientado a implicar y empoderar a las comunidades en la gestión del desarrollo subregional.
Sabana – Hidrópolis es un modelo habitacional subregional alternativo a la Metrópolis, proyectado desde los principios del Buen Vivir. Modelo en el que conviven la gestión estratégica y colectiva del territorio; los principios del hidro-urbanismo, aplicados a las interfaces eco-urbanas de la subregión; y la gobernanza del agua.
Componentes
Este eje promueve un marco subregional de salud integral con cuatro componentes: la alimentación, en un marco de desarrollo endógeno; la promoción de una biocultura; la calidad del aire; y las fuentes de energía limpia.
Componentes
Se trata de establecer los vínculos del Buen Vivir con principios de solidaridad, integración y cooperación aplicados a grupos sociales ancestrales y emergentes, en un contexto urbano – regional. El eje está especialmente enmarcado en los Acuerdos de Paz.
Componentes
Bacatá territorio del Buen Vivir tiene sus cimientos en 9 pilares vitales
El patrimonio cultural y biológico como fundamento de un desarrollo subregional endógeno y estratégico, de carácter participativo, y orientado a implicar y empoderar a las comunidades en la gestión del desarrollo subregional.
Ordenamiento en torno al agua
Parte de la relación con el agua que tiene una sociedad determina no sólo su relación con la naturaleza, sino entre los seres humanos que la integran. En ese marco, el modelo de gestión hídrica de base territorial a partir de las redes de comunidades del agua, reconoce las cosmovisiones de estas.
Educación decolonial, intercultural e intergeneracional
Llama la atención sobre la necesidad de realizar una apertura epistemológica que garantice otras formas de conocer, de saber y de relacionarse con el entorno y con los otros seres.
Culturas y patrimonios vitales
Reconoce que las memorias, identidades, manifestaciones, expresiones y producciones colectivas presentes en los territorios de la Ciudad son vitales en la resignificación, relocalización, reorientación y tránsito de la ciudadanía hacia un cambio cultural y civilizatorio.
Democracia Vital, participación y gobernanza comunitaria y plural
Las comunidades impulsarán ejercicios de construcción colectiva allí donde lo consideren o donde existan escenarios legales para ello. Frente a las posiciones comunitarias se actualizará la política de participación que torne las decisiones de los ciudadanos en premisas vinculantes, donde sean las comunidades quienes organizan y participan en la vida comunitaria.
Economía popular, vital, justa y ética
El modelo de producción, distribución, comercialización y consumo de la Capital deberá avanzar en su transformación hacia una economía que utilice criterios de decisión como la solidaridad, equilibrio, justicia y cooperación.
Soberanía y autonomía alimentaria
El modelo agroalimentario de la Capital deberá garantizar el derecho a que todos los habitantes precisen sus prácticas de consumo y producción de alimentos. Por lo tanto, la Soberanía Alimentaria es la garantía de un equilibrio entre lo que comemos, la comercialización, las prácticas productivas, el estado de los suelos y el territorio a los que pertenecen.
Territorios vitales
Parte de la importancia de reconocer las diversas formas de concebir y habitar el territorio, entendido como un espacio vital para la realización de la memoria, la identidad, la comunidad y la cultura.
Salud colectiva e interrelacional
La salud como proceso vital integrador de nuestro ser con el todo, deberá comprender e incorporar a los ecosistemas, a la comunidad y a la salud como un derecho, procurando la dignidad de los seres humanos y de la naturaleza, mediante diferentes prácticas y saberes ancestrales y tradicionales de las comunidades, aportando de ese modo al sistema de salud actual y convencional.
Paz y reconciliación integral
Una paz profunda está relacionada con la reconciliación con la memoria, con la naturaleza, con lo otro y lo diferente, en la búsqueda de la armonía y del equilibrio.