Mujer, Genero, Familia y Generación
Alianza Nacional por el Buen Vivir
• El patriarcado y la misoginia como correlato de la colonialidad •
Alianza Nacional por el Buen Vivir
• Ejes del Programa •
El ordenamiento territorial se ha asentado desde los procesos de colonización bajo la lógica de una estructura de segregación social, económica y política servil a la consolidación de las relaciones de poder y opresión y a la consecuente distribución del trabajo, que se han valido de las categorías de raza, etnia, sexo y clase para realizar procesos de clasificación y estratificación en el marco del ejercicio de la ciudadanía.
La colonialidad como fórmula de pervivencia de las estructuras del colonialismo político en el marco del poder, el saber y el ser; no es un producto aleatorio, sino que se asienta como correlato de la modernidad Occidental y se alimenta y es alimentado por los coproductos que afianzan un orden del mundo eurocentrado, andropocéntrico, misógino y clasista.
El patriarcado es uno de los sistemas y lógicas propias de la modernidad Occidental, mediante el cual tienen lugar, se estructuran y se objetivizan las relaciones de poder en el dominio concreto del binomio sexo-género; en virtud del cual se naturaliza una dominación del hombre (categóricamente entendido como hombre blanco heterosexual) sobre la mujer (categóricamente entendida como blanca heterosexual).
La colonialidad se asienta entonces sobre las categorías base de raza, sexo, género, etnia, entre otros, para afianzar una lectura del mundo que naturaliza los procesos opresivos y, como consecuencia, abandera la lectura patriarcal del mundo (sin la cual no tiene lugar la lógica de dominación misma fuertemente atada a la división sexual del trabajo) y consolida procesos que han hecho nugatoria la calidad de sujetos sociales y políticos de las mujeres.
Sentido de Mujer | Ati Quigua
El enfoque Mujer, Género, Familia y Generación es el reconocimiento de lo femenino como matriz y origen de la comunidad, de su cuidado y su proyección generacional. El bienestar y perduración de la comunidad depende de su capacidad reivindicativa de lo femenino como hogar y símbolo del fogón.